El lado brillante de las personas con TDAH
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad, como muchos otros trastornos, siempre ha sido caracterizado como un mal que aqueja de forma determinante la vida de muchas personas y que, además, solo genera obstáculos difíciles de manejar, por lo que debe erradicarse por completo. Este tipo de atribuciones se basan en el criterio diagnóstico que incluye tres principales síntomas: la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad (1). Podemos comprender que los problemas para mantener la atención de forma continua en una tarea, seguir instrucciones, realizar esfuerzos cognitivos sostenidos, recordar detalles de la vida diaria, así como los inconvenientes para permanecer en un estado de quietud, respetar los turnos en las conversaciones y regular los impulsos (1), generen todo tipo de conflictos a las personas con este diagnóstico —claro está, sin embargo, que existe un grado en la intensidad de los síntomas—. No obstante, pensar que este trastorno solo trae debilidades y ningún tipo de fortaleza es un error tremendo que se viene cometiendo en espacios educativos y laborales, pues reduce a las personas a un único aspecto negativo, sin reparar en las capacidades que existen detrás. Esto también sucede en trastornos como la dislexia y el autismo.
¿El nivel socioeconómico y los genes pueden afectar el logro educativo?
«El nivel socioeconómico influye en el logro académico» es una frase que escuchamos recurrentemente tanto en entornos académicos como en medios de comunicación. Y existen investigaciones que prueban este enunciado de forma satisfactoria, dado que se ha estudiado extensivamente el impacto de esta variable en, por ejemplo, las funciones ejecutivas (1), capacidades necesarias para un óptimo aprendizaje. Además, nos parece obvia esta relación: un estudiante de primaria o secundaria cuyos padres no tienen los recursos suficientes para gastar en alimentación, escuela, material educativo y que, posiblemente, tampoco hayan conseguido un nivel de educación superior, está en desventaja frente quienes sí poseen un alto poder adquisitivo. Sin embargo, ¿qué tan cierto es esto? ¿No existen otras variables que también pueden intervenir, como la herencia genética? ¿Y cómo se puede observar de forma empírica el efecto del nivel socioeconómico? Una investigación publicada en 2020 (2), a diferencia de otros estudios que han demostrado la correlación entre nivel socioeconómico y genes, ha evidenciado el impacto de ambas variables de forma independiente en el cerebro y la cognición. En este artículo, revisaremos a profundidad este nuevo aporte de la neurociencia.
La novedad y la dopamina: dos aliados del aprendizaje
«¿Cómo generar un aprendizaje más rápido?». Esta es una pregunta que ha recorrido el mundo de la educación por décadas y que los educadores han sabido salvar mediante pruebas de ensayo y error. Pero, ¿qué significa realmente que un aprendizaje sea más veloz? Pues se trata, básicamente, de la adquisición de nueva información, pero sin demoras, dilaciones o conflictos, lo que mejoraría ampliamente el sistema educativo.