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El cerebro andrógino

Por mucho tiempo, el cerebro ha sido influenciado por las normas culturales, los tabúes y los estereotipos sexuales; en tal sentido, a cada persona con un sexo biológico diferente se le ha creado un estándar de ser y no ser. Por ejemplo, a los hombres, se les exigen ciertas ocupaciones y, a las mujeres, se les excluye. Lejos de caer en una discusión de roles de género, aquello realmente merma la salud pública. En un metaanálisis, que incluyó 78 estudios con 19 453 participantes, se demostró que las «exigencias masculinas típicas» (p. ej., que un hombre deba ser autosuficiente o tener poder sobre las mujeres) se asocian con un funcionamiento social negativo (1). Si tenemos en cuenta estos datos, ¿se deberían discutir este tipo de exigencias?

Actualmente, el avance de la neurociencia nos permite tener una mejor visión y datos más contundentes para aportar a este debate. Se sabe, desde las investigaciones científicas, por ejemplo, que un «cerebro masculino» y un «cerebro femenino» son parte de la minoría, y que un cerebro andrógino (con rasgos femeninos y masculinos a la vez) genera mayores beneficios. En otras palabras, la realidad no es exactamente como se pensaba: nuestra personalidad no proviene de Venus o de Marte per se. Esta discusión nació hace años atrás, cuando Bem, en la década de 1970, definió la «androginia psicológica» como un punto que no es extremo si hablamos de masculinidad y femineidad (personas con mayor flexibilidad y adaptabilidad en cuanto a los roles sexuales) (2). Las personas andróginas, además, han sido relacionadas con características más creativas (3) y psicoprotectoras (4), lo que puede ser más beneficioso para su salud psicológica (5).

 

 

Pero, ¿cuál es la diferencia entre un cerebro andrógino y un cerebro con rasgos extremos? En 2021, se realizó un estudio (6) a gran escala con los datos de resonancias magnéticas del Human Brain Project, UK Biobank y de otras instituciones, los cuales fueron analizados por un algoritmo de aprendizaje automático probado en 5125 mujeres y 4495 hombres. Lo que se encontró llamó la atención: era mayor el número de personas con características cerebrales masculinas y femeninas (simultáneamente) que con rasgos extremos (p. ej., exclusivamente femeninas o masculinas). Dicho de otro modo, aproximadamente el 50 % de la población analizada presentaba un cerebro andrógino; las personas con cerebros con características extremas alcanzaron un 25 %, tanto para cerebros netamente masculinos como para cerebros únicamente femeninos. En adición, el estudio señaló que las personas con rasgos cerebrales andróginos presentan menos problemas de internalización (la aceptación del conjunto de normas sociales), lo cual es beneficioso para la salud; y que los rasgos más compasivos y sociables (rasgos tradicionalmente femeninos), en contraposición a los agresivos, podría incrementar su bienestar (6).  

Es importante notar que, de acuerdo con los estudios en neurociencia y biomedicina, las diferencias, en la estructura cerebral de mujeres y hombres, son casi inexistentes, lo que nos invita a pensar que son los patrones y las expectativas culturales las que modelan muchos comportamientos.

Referencias

  1. Wong, Y. J., Ho, M.-H. R., Wang, S.-Y., & Miller, I. S. K. (2017). Meta-analyses of the relationship between conformity to masculine norms and mental health-related outcomes. Journal of Counseling Psychology, 64(1), 80-93. Recuperado de https://doi.org/10.1037/cou0000176 
  2. Bem, S. L. (1974). The measurement of psychological androgyny. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 42(2), 155–162. Recuperado de https://doi.org/10.1037/h0036215Norlander T., 
  3. Erixon, A., & Archer, T., & Norlander, T. (2000). Psychological androgyny and creativity: dynamics of gender-role and personality trait. Social Behavior and Personality An International Journal, 28(5), 423-435. doi:10.2224/sbp.2000.28.5.423
  4. Prakash, J., Kotwal, A. S. M., Ryali, V. S. S. R., Srivastava, K., Bhat, P., & Shashikumar, R. (2010). Does androgyny have psychoprotective attributes? A cross-sectional community-based study. Industrial Psychiatry Journal, 19(2), 119-124. doi:10.4103/0972-6748.90343
  5. Pauletti, R. E., Menon, M., Cooper, P. J., Aults, C. D., & Perry, D. G. (2017). Psychological androgyny and Children’s mental health: a new look with new measures. Sex Roles: A Journal of Research, 76(11-12), 705-718. Recuperado de https://doi.org/10.1007/s11199-016-0627-9

6. Zhang, Y., Luo, Q., Huang, C.-C., Zac, C.-Y., Langley, C., Desrivières, S., …  IMAGEN consortium. (2021). The Human Brain Is Best Described as Being on a Female/Male Continuum: Evidence from a Neuroimaging Connectivity Study. Cerebral Cortex, 00, 1-13. Recuperado de doi: 10.1093/cercor/bhaa408

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