Funciones ejecutivas… ¡Al gimnasio!
Muchas veces vemos cómo en nuestra sociedad es muy importante mantenernos en forma y ejercitarnos para tener una buena salud. Nos basta con salir y observar la gran cantidad de personas que van al gimnasio, los diversos programas que ofrecen para hacer ejercicio, la cantidad de productos que se venden para fortalecer nuestros músculos y tener resultados más eficaces, entre otros elementos que demuestran esta fuerte tendencia. Asimismo, sabemos que dependiendo del tipo de ejercicio que se realice se trabajarán más determinadas partes del cuerpo e inclusive las más complejas. ¿Será posible plantear esto con otras partes del cuerpo como el cerebro y sus áreas más complejas? Lo descubriremos…
Una de las áreas del cerebro humano es la corteza prefrontal, la cual es la encargada de una de las funciones más complejas conocidas como funciones ejecutivas. Al escuchar este nombre quizá se nos viene a la mente la imagen de un director de orquesta, de un ingeniero “ejecutando” un proyecto, o hasta de un niño construyendo un castillo de arena. En efecto, estas imágenes o acciones aparecen en nuestro pensamiento, ya que las funciones ejecutivas están relacionadas con procesos que ocurren en nuestra mente, emociones y en la manera que nos comportamos o actuamos. Por ejemplo, el director de orquesta debe saber dirigir y organizar a todo el equipo; el ingeniero tiene que monitorizar y supervisar las actividades; y el niño, construye recordando algún castillo que haya visto antes para replicarlo o descubriendo otras formas que lo entretengan. En consecuencia, estas acciones con las cuales muchos se pueden identificar son funciones ejecutivas que ocurren en nuestro actuar y son gracias a nuestra querida y muy necesaria corteza prefrontal.
El nombre de funciones ejecutivas fue adoptado por primera vez por Muriel Lezak en su artículo “The Problem of Assesing Executive Functions” publicado en el año 1982 en la revista International Journey of Psychology [1]. Lezak (1982) citado en Tirapu, García, Luna, Verdejo, & Ríos (2012) define las funciones ejecutivas como las capacidades mentales esenciales para llevar a cabo una conducta eficaz, creativa y aceptada socialmente [2] [3]. Las principales funciones ejecutivas son el control inhibitorio, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva. Por lo tanto, estas tienen un efecto tanto a nivel cognitivo como socioemocional e influyen mucho en nuestra conducta [4].
«Parecen importante, ¿no? Pues, lo son. Siendo tan importante, muchos no saben que estas funciones ejecutivas pueden ser entrenadas y generar un alto impacto a nuestro bienestar».
Parecen importante, ¿no? Pues, lo son. Siendo tan importante, muchos no saben que estas funciones ejecutivas pueden ser entrenadas y generar un alto impacto a nuestro bienestar. De esta manera, podemos mejorar en diversas capacidades, superarnos y cumplir objetivos que anhelamos. A continuación, se explicarán las funciones ejecutivas y algunos tips para entrenar y ponernos en forma:
Control Inhibitorio
El control inhibitorio es nuestra gran base de autorregulación, es decir que gracias a esta capacidad podemos controlar nuestra atención, pensamiento, emociones y comportamientos para adaptarnos mejor y acercarnos a nuestros objetivos [5]. Si no existiera esta capacidad, la persona no tendría ningún tipo de control de impulsos o tolerancia, estaría determinada reactivamente y no podría controlar su vida. A continuación, algunos tips para entrenar el control inhibitorio:
Tip #1: Identifica las situaciones, pensamientos y emociones que hayas experimentado cuando “pierdes los papeles”. Si te ayuda más, puedes escribirlo.
Tip #2: Genera un propósito que afecte positivamente en tu presente y te ayude a adaptarte mejor para iniciar la semana. Podría ayudar el escribirlo y repetirlo cada día por un determinado plazo. Más adelante, puedes repetir el proceso con algún otro tipo de situación.
Tipo #3: Los padres son una fuente muy importante para generar un adecuado control inhibitorio para los hijos. Por lo tanto, el afecto y apoyo incondicional son elementos que los padres deben fortalecer mucho en el crecimiento de sus hijos creando un vínculo positivo y sano que fortalecerá su autorregulación emocional.
Memoria de Trabajo
La memoria de trabajo es la capacidad para almacenar la información incorporada en momentos previos. Esta puede servirnos para recordar la información y utilizarla al realizar una tarea o actividad. Muchas veces solemos decir: “Está en mi cabeza” o “Lo tengo en la punta de la lengua”, suelen ser casos donde buscamos la información de nuestra memoria de trabajo. A continuación, algunos tips para entrenar la memoria de trabajo:
Tip #1: Juegos de memoria con diversos niveles de dificultad.
Tip #2: Al final del día, intenta hacer una recopilación de las cosas que hiciste y evalúa si es que te acordaste de la gran mayoría.
Tip #3: Lee un cuento o mira una película y luego conversa sobre ello. Evalúa si es que te acordaste de los personajes, eventos más importantes, vestido de los protagonistas, entre otros elementos que puedas ir añadiendo como evaluación.
Flexibilidad Cognitiva
La flexibilidad cognitiva es una capacidad que nos reta a poder ver y afrontar las cosas de una manera diferente a la que estamos acostumbrados. Un ejemplo muy claro para analizar la flexibilidad cognitiva se puede observar en una discusión, muchas veces las personas nos encerramos con nuestros propios argumentos y nos cuesta poder empatizar con el otro. A continuación, algunos tips para entrenar la flexibilidad cognitiva:
Tip #1: Dejar tus argumentos a un lado y escuchar a la otra persona.
Tip #2: Imaginarte las cosas siempre desde otra perspectiva o buscar cuestionar hasta lo más natural, por ejemplo: ¿Cómo me vería una hormiga? o ¿Por qué nuestros brazos siempre se mueven así?
Tip #3: Cepillarte los dientes con la mano contraria, así como al servirte el café o abrir la puerta.
En consecuencia, ahora sabemos que sí podemos entrenar las funciones ejecutivas, busquemos transformar nuestra vida ejercitándolas e invirtiendo en el mejor gimnasio, aquel que cada uno se propone y se esfuerza por superar sus objetivos con el trabajo constante de nuestra corteza prefrontal.
Referencia
[1] Lezak M.D. (1982). The problem of assessing executive functions. International Journal of Psychology, 17(2-3), 281-297.
[2] Tirapu, J., García, A., Luna, P., Verdejo García, A., & Rios-Lago, M. (2012). Corteza prefrontal, funciones ejecutivas y regulación de la conducta. In J. Tirapu, A. G. Molina, M. Ríos-Lago & A. A. Ardila (Eds.), Neuropsicología de la corteza prefrontal y las funciones ejecutivas (pp. 87-120). Barcelona: Viguera.
[3] Lezak, M. D. (2004). Neuropsychological assessment. New York: Oxford University Press.
[4] Verdejo-García, A., & Bechara, A. (2010). Neuropsicología de las funciones ejecutivas. Psicothema, 22(2), 227-235.
[5] Castellanos, F. X., Sonuga-Barke, E., Milham, M. P., y Tannock, T. (2006). Characterizing cognition in ADHD: beyond executive dysfunction. Trends in Cognitive Sciences, 10(3), 117-123.