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¿Realmente podemos hacer 2 cosas a la vez? La verdad sobre el multitasking

Las funciones ejecutivas hacen referencia a una serie de procesos cognitivos de orden superior que usamos cuando no podemos dejarnos llevar por el piloto automático. Son estas funciones las que nos permiten lograr los aspectos más elevados de nuestras funciones mentales, como ser creativos, planificar, resolver problemas y razonar; y están íntimamente ligados con la construcción de nuestro carácter, siendo necesarias para el control y manejo de nuestras emociones -ser disciplinados y postergar gratificaciones inmediatas a favor de nuestras metas a más largo plazo-. [1].

 

 

Tradicionalmente, las tres funciones ejecutivas centrales son el control inhibitorio, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva [2]. La inhibición se refiere a la capacidad de controlar nuestros impulsos, de no hacer o pensar lo primero que aparece en nuestra mente -poder frenar y replantear nuestro comportamiento-. Cuando decidimos quedarnos en casa para estudiar –y podríamos ir a una fiesta-, estamos empleando nuestro control inhibitorio.

La memoria de trabajo implica la habilidad para mantener información en la mente y poder manipularla internamente, combinándola con otras fuentes de información u operando sobre ella. La usamos, por ejemplo, para poder unir ideas en nuestra mente y generar nuevos planteamientos.

Finalmente, la flexibilidad cognitiva nos permite cambiar de enfoque, poder ver las cosas desde diferentes ángulos y alternar entre más de una tarea. La utilizamos, por ejemplo, cuando cambiamos de estrategia ante un problema que no podemos solucionar o cuando hacemos varias tareas en simultáneo.

Lamentablemente, las funciones ejecutivas no son gratuitas. Poder emplearlas demanda un costo muy grande, razón por la cual algunas investigaciones recomiendan ser muy estratégico a la hora de emplearlas. En definitiva, la función ejecutiva que demanda el costo más elevado es la flexibilidad cognitiva [3]. En nuestra vida cotidiana, solemos estar tan ocupados que creemos que haciendo muchas cosas en simultáneo podemos avanzar más rápidamente. Esto se suele denominar multitasking. Sin embargo, el cerebro humano no está preparado para hacer más de una cosa a la vez. Lo que hacemos cuando hacemos multitasking no es ejecutar dos cosas a la vez, sino alternar entre una cosa y otra. Este acto de alternar entre una tarea y otra, demanda naturalmente un gasto energético por la flexibilidad cognitiva. Josh Kaufman [4], al respecto, plantea lo siguiente:

 

“Para poder realizar una acción, tu cerebro tiene que cargar en la memoria de trabajo el contexto de lo que estás haciendo. Si constantemente cambias el foco de atención, estás obligando a tu cerebro a gastar tiempo y esfuerzo (cargando, descargando y volviendo a cargar información del contexto todo el tiempo). Por ello, es posible gastar un día entero haciendo multitasking, no lograr terminar nada y sentirse absolutamente exhausto al final. Has gastado toda tu energía en cambiar de contexto en lugar de hacer algún progreso.” (p. 232)

«Para poder realizar una acción, tu cerebro tiene que cargar en la memoria de trabajo el contexto de lo que estás haciendo. Si constantemente cambias el foco de atención, estás obligando a tu cerebro a gastar tiempo y esfuerzo».

Existen estudios que demuestran los efectos negativos de hacer multitasking. Un estudio separó a personas en dos grupos: uno que solía hacer muchas cosas a la vez (en este estudio se concentraron en media multitasking, es decir, consumir más de una fuente de información en simultáneo) y otro que tendía a realizar una actividad a la vez. Aquellas personas que realizaban media multitasking tuvieron deficiencias en su procesamiento de información, más dificultades para inhibir distractores y peor memoria [5]. Otros estudios demuestran correlaciones entre media multitasking y menor densidad de sustancia gris en la corteza anterior cingulada, un área cerebral muy importante para una serie de procesos complejos a nivel emocional, motivacional y cognitivo [6].

Por esto, siempre que sea posible, evite hacer muchas cosas a la vez. Sea estratégico con sus funciones ejecutivas. Idealmente, haga una cosa y no pase a la siguiente hasta no terminar la primera. Obviamente, en algunas ocasiones, habrá emergencias y urgencias; es en estos casos cuando tenemos que gastar nuestros limitados recursos cognitivos; pero no es recomendable desperdiciarlos en responder correos, hablar por teléfono, y trabajar en dos reportes en simultáneo.

Algunas recomendaciones:

  • Si tiene que hacer una tarea que no quiere realizar, lo mejor es hacerla de un solo tirón. Así, usa un fenómeno denominado “adaptación hedónica”a su favor. La adaptación hedónica es lo que explica cómo los seres humanos nos acostumbramos al placer y al sufrimiento por igual. Una tarea es más desagradable al comienzo, cuando nos estamos adaptando a ella. Mientras menos interrupciones tengamos al realizar la tarea, menos veces tendremos que adaptarnos a ella.
  • Agrupe tareas similares. Cargar en la memoria la información relativa a una tarea demanda energía. Por esto, es mejor leer y responder todos los correos en bloque, una o dos veces al día, en lugar de estar revisando los correos a medida que van llegando.
  • Escriba una lista de pendientes. Muchas veces hacemos multitasking, porque sentimos que tenemos que hacer demasiadas cosas y tememos olvidarlas. Así, si surge una distracción (e.g., recordamos que tenemos algo pendiente, o se nos ocurre una genial idea para el trabajo), en lugar de cambiar de actividad, tómese 30 segundos para escribirla en algún lugar con el objetivo de trabajarla más adelante.

Referencias:

[1] Diamond, A. (2013). Executive Functions. Annual Review of Psychology64, 135–158. DOI: http://doi.org/10.1146/annurev-psych-113011-143750

[2] Miyake, A., Friedman, N. P., Emerson, M. J., Witzki, A. H., Howerter, A., & Wager, T. D. (2000). The unity and diversity of executive functions and their contributions to complex “Frontal Lobe” tasks: a latent variable analysis. Cognitive psychology41(1), 49–100. DOI: http://doi.org/10.1006/cogp.1999.0734

[3] Davidson, M. C., Amso, D., Cruess Anderson, L., & Diamond, A. (2006). Development of cognitive control and executive functions from 4 to 13 years: Evidence from manipulations of memory, inhibition, and task switching. Neuropsychologia44(11), 2037–2078. DOI: http://doi.org/10.1016/j.neuropsychologia.2006.02.006

[4] Kaufman, J. (2010). The personal MBA: Master the art of business. New York: Penguin.

[5] Ophir, E., Nass, C., & Wagner, A. D. (2009). Cognitive control in media multitaskers. Proceedings of the National Academy of Sciences106(37), 15583-15587.[6] Loh, K. K. & Kanai, R. (2014). Higher media multi-tasking activity is associated with smaller gray-matter density in the anterior cingulate cortex. Plos one9(9), e106698.

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