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Blog CEREBRUM

El Día Mundial de las Habilidades de la Juventud, que se celebra el 15 de julio, nos invita a pensar sobre las capacidades reales de la adultez temprana, etapa que, hasta hace algunas décadas, se consideraba como la culminación del desarrollo cerebral. ¿Realmente los jóvenes ya son capaces de tomar decisiones sensatas o aún, como los adolescentes, se comportan de forma imprudente y arriesgada? ¿Qué nos dice la neurociencia sobre esto? En este artículo, trataremos de responder a esta interrogante con los últimos hallazgos sobre el cerebro.

El Día Mundial de la Población nos recuerda que, para lograr una sociedad con bienestar, es imprescindible erradicar la discriminación y reforzar la equidad. Porque, y la neurociencia lo dice, no existe bienestar si continúa el rechazo y la exclusión de determinados grupos y sectores, prácticas que modifican el cerebro y lo transforman en un órgano en constante estado de estrés. En este artículo, abordaremos cómo afecta la discriminación y haremos hincapié en que esta lucha es de todos.

Las maestras y los maestros, durante esta pandemia, han sido una de las fuerzas motoras más importantes de la sociedad, porque han hecho todo lo posible para seguir acompañando a sus estudiantes. A pesar de la adversidad, han sabido reponerse y sortear todo tipo de dificultades. Sin embargo, también han estado vulnerables a los efectos de la presión, de la incertidumbre y del cambio repentino. En su día, CEREBRUM quiere agradecerles por todo el esfuerzo que realizan. ¡Y qué mejor manera que brindándoles estrategias para que puedan disminuir el estrés que sienten y recuperar su bienestar!

La marihuana ha sido catalogada como una «droga suave», porque, al parecer, no genera mayores problemas. ¿Esto es realmente cierto? Por el Día Internacional de la Lucha Contra el Uso Indebido y el Tráfico de Drogas, despejamos esta duda tan presente en la actualidad y, desde una mirada neurocientífica, nos adentramos en este complejo problema de la dependencia.

Se acerca el Día del Padre y, en muchas reuniones de familia presenciales o virtuales, se contarán anécdotas de crianza. En algunas de estas historias, como es costumbre, se hablará sobre la diferencia en la conducta de los padres cuando crían a una hija o a un hijo. Pero, ¿qué tan cierto es esto? ¿Realmente los padres tienen una forma para relacionarse con sus hijos de acuerdo a su género? La neurociencia tiene mucho para decirnos sobre este tema.

El trabajo infantil es un mal que nos sigue golpeando como sociedad. Sus principales víctimas son niñas, niños y adolescentes en situación de pobreza y, muchas veces, de explotación. Aunque hemos pensado todo este tiempo que este problema solo afecta su calidad de vida presenta y futura, ahora sabemos que también podría modificar las estructuras cerebrales importantes para la regulación emocional y la convivencia social.

Hace algunos años, fui voluntario en una organización que trabaja con psicólogos y educadores de todo el mundo para rehabilitar a niñas, niños y adolescentes que viven y trabajan en las calles. En mi primer día, durante los trabajos en equipo, pude notar un perfil bastante claro: aquellos adolescentes, con quienes intentaba generar un vínculo, se comportaban de forma agresiva con sus compañeros y con los tutores, eran muy suspicaces y susceptibles a lo que ellos consideraban amenazas, y no empatizaban con los demás. Sus emociones más características eran la ira y el miedo, y les costaba retomar la calma luego de haberlas experimentado. Eran adolescentes que habían trabajado en la calle durante toda su corta vida y se parecían mucho a aquellas personas que han sufrido maltratos de forma repetida. ¿Por qué eran así? ¿Acaso el trabajo infantil se relaciona con el abuso y la negligencia? Pues claramente sí. Estos son riesgos que se asocian con esta práctica aún vigente.

 

Espero que mi testimonio sirva para transmitir calma y sosiego en esta época de incertidumbre e inquietud.

Soy psicólogo clínico y eso no me exime de sentir las mismas emociones que están sintiendo ustedes. Estamos en cuarentena global y los días se hacen pesados para muchos de nosotros. Es una situación que no esperábamos y que debemos asumir con templanza y asertividad, o al menos eso se nos pide —aunque desde ya les digo que también está bien perder temporalmente el rumbo, asustarnos y sentirnos tristes para, luego, volver a nuestro cauce. Eso es natural—. La enfermedad del coronavirus parece haber llegado para quedarse y es algo con lo que estamos empezando a lidiar. Y no es necesario que seamos profesionales de Psicología para darnos cuenta de las consecuencias que conlleva esta particular coyuntura.

 

En estos tiempos de crisis, inquietud e incertidumbre, todos estamos  obligados a pasar por un proceso de cambio, unos más que otros; no obstante aquí estamos todos, mirando adelante, reconectando nuestro cerebro para ganarle la batalla a esta pandemia que nos está dejando grandes lecciones.