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¿Qué consecuencias hay en el multitasking?

Actualmente, vivimos en un mundo que se está desarrollando en la “cultura del instante”, es decir, ya no importa tanto el aún si no el ahora, menos paciencia o tolerancia y más impulsividad y perseverancia. Estos cambios, propios del efecto de la globalización y el crecimiento de la tecnología, han generado que a lo largo del tiempo nuestras funciones cognitivas se adapten a este entorno exigente y desafiante. Antiguamente, el ser humano tenía tareas concretas en su vida ordinaria, tales como cazar, recolectar y otras formas de supervivencia. Hoy, solo basta con observar cómo las personas son capaces de realizar diversas tareas al mismo tiempo: hablar por teléfono mientras manejan e inclusive algunas mujeres logran maquillarse simultáneamente, mandar mensajes de texto mientras conversan con alguien o hasta escuchar música y leer, cocinar y atender a nuestros hijos, entre otras. ¿A qué se debe esto? Se debe a una capacidad que se ha ido desarrollando con el tiempo conocida como multitasking.

El multitasking es la capacidad o técnica de desempeñar dos o más tareas independientes unas de otras con objetivos claros y de manera eficaz. Oswald, Hambrick & Jones (2007), definieron que el multitasking tiene las siguientes características: a) realizar tareas múltiples, b) cambio consciente de una tarea a otra y c) realizar las tareas en un lapso de tiempo relativamente corto.  A pesar de que muchas veces hemos escuchado de este término y, sobretodo en el ámbito organizacional, existen diversas opiniones que no llegan a confirmar las consecuencias del multitasking. ¿Parece que es un tema complicado, no?

Para comprender mejor este fenómeno, es importante conocer cómo funciona nuestro cerebro en relación al multitasking. En el año 1999, Jordan Grafman estudia, mediante resonancias magnéticas del cerebro, los cambios que se producen al cambiar constantemente de tarea. Él descubrió que la sangre incrementaba en las regiones frontales de la corteza, lo cual deja a entender que esta capacidad está ampliamente relacionada con nuestras funciones ejecutivas. Por otro lado, René Marois citado en Rosen (2008) descubrió que hay una limitación u obstáculo en la respuesta que ocurre en el cerebro cuando está forzado a responder a diversos estímulos. Por lo tanto, concluyó que el cambio constante de tareas genera una mayor lentitud del cerebro por la demanda de seleccionar y organizar cada función. En contraposición, Meyer (1997) afirmaba que no se trataba tanto de una limitación u obstáculo en la respuesta del cerebro, si no que se trataba de un proceso adaptativo de nuestro control ejecutivo que se podría entrenar para hacerlo más efectivo.

Por otro lado, existen también diversas polémicas en el ámbito organizacional, ya que muchos suelen sostener que el ser multitasking es una característica importante para el perfil del trabajador e incrementa la productividad, mientras que otros sostienen que esto puede ser dañino para el bienestar del empleado. ¡Qué difícil! ¿Cuál es la mejor postura? A continuación se presentarán diversas investigaciones que nos ayudarán a comprender mejor este fenómeno y poder tener una mayor claridad de sus consecuencias.

El multitasking tiene diversos efectos en el procesamiento de la información. Existen estudios que manifiestan que esta práctica genera una disminución en la habilidad para detectar cambios (Levin, Momen, Drivdahl & Simon, 2000), es decir, estamos tan concentrados en realizar diversos objetivos que no nos percatamos de otros factores externos, ya que nuestra atención está dividida. Asimismo, existen investigaciones relacionadas al media multitasking donde se han encontrado que las personas con mayor nivel de multitasking son aquellas con menor capacidad para filtrar o comprender información irrelevante en una prueba de laboratorio donde se simulaba el cambio de tareas (Ophir, Nass & Wagner, 2009). De esta manera, se comprobó que al manejar y hablar por teléfono a la vez, las personas no eran conscientes que el rendimiento de su manejo estaba disminuyendo por la tarea auditiva que desempeñaban (Kidd & Horrey, 2010) (Horrey, Lesch & Garabet, 2008).

Por otro lado, se ha identificado que el multitasking presenta una fuerte relación con la memoria de trabajo, siendo posible entrenar y desarrollar más esta práctica al realizar ejercicios que potencien nuestra memoria de trabajo (Colom et al., 2010) (Hambrick et al., 2011).

Otra relación estudiada ha sido el multitasking y su influencia en la personalidad. Se ha encontrado que las personas consideran que el multitasking tiene mayores recompensas que una sola tarea. Por lo tanto, las personas con una fuerte orientación al logro y a la motivación tienden a comprometerse en múltiples tareas debido a los beneficios que traen consigo. Asimismo, muchos consideran que es más interesante y desafiante el comprometerse a realizar muchas tareas que le exijan, puesto a que están constantemente buscando sensaciones nuevas. De esta manera, también se ha explicado la relación que tiene el multitasking y la impulsividad, la cual explica que las personas tienen poca capacidad de inhibir un compromiso con una segunda tarea. Esto ocurre dado a que las personas tienen constantemente esas ansias de nuevas sensaciones, orientación al logro constante, retarse permanente, lo cual puede generar un carácter impulsivo (Sanbonmatsu, D, Strayer, D, et al., 2013).

“(…) se ha identificado que el multitasking presenta una fuerte relación con la memoria de trabajo, siendo posible entrenar y desarrollar más esta práctica al realizar ejercicios que potencien nuestra memoria de trabajo ”.

Finalmente, también existen ciertas evidencias de la relación que existe entre el multitasking y la deprivación del sueño. Esto ocurre debido a que la persona está tan alerta de las múltiples actividades que tiene que hacer que genera una falta de sueño constante. En consecuencia, esto provoca que su desempeño en las tareas no se realice de manera eficaz. (Lopez, Previc, Fischer, Heitz, & Engle, 2012) (Elsmore, 1994).

Es importante entender que el multitasking puede ser una tendencia y presión por parte del ambiente con la excusa de incrementar la productividad y poder ser más eficaz. Sin embargo, la mayoría de investigaciones sí demuestran que el multitasking es un indicador que atenta contra nuestra autoconciencia y autorregulación. Es decir, al no ser capaces de organizarnos en los aspectos de nuestra vida por las ansias de querer abarcar muchas actividades, nos perjudicamos en diversos factores cognitivos, emocionales, sociales y físiológicos. Podríamos entender que sí es cierto el famoso refrán: “Quién mucho abarca, poco aprieta”.

En conclusión, las exigencias del mundo actual nos incentivan a convertirnos en unos supertaskers, pero no perdamos de vista nuestra autorregulación, ya que si no encontramos un equilibrio en nuestros pensamientos, emociones y acciones en relación a las actividades o tareas diarias, podemos sufrir consecuencias que nos imposibiliten un adecuado desarrollo personal y profesional. Por lo tanto, es importante conocernos y saber cuáles son nuestros límites buscando, asimismo, no descuidar aspectos tan importantes como la familia, amistades y proyectos personales.

Referencias:

  • Colom, R., Martínez-Molina, A., Shih, P., & Santacreu, J. (2010). Intelligence, working memory, and multitasking performance. Intelligence, 38, 543–551. http://dx.doi.org/10.1016/j.intell.2010.08.002
  • Elsmore, T. F. (1994). SYNWORK1: A PC-based tool for assessment of performance in a simulated work environment. Behavior Research Methods, Instruments, & Computers, 26, 412– 426. http://dx.doi.org/10 .3758/BF03204659
  • Finley, J. R., Benjamin, A. S., & McCarley, J. S. (2014). Metacognition of multitasking: How well do we predict the costs of divided attention? Journal of Experimental Psychology: Applied, 20(2), 158-165.http://dx.doi.org/10.1037/xap0000010
  • Hambrick, D. Z., Rench, T. A., Poposki, E., Darowski, E. S., Roland, D., Bearden, R. M.,… Brou, R. (2011). The relationship between the ASVAB and multitasking: A process-specific approach. Military Psychology, 23, 365–380. http://dx.doi.org/10.1037/h0094762
  • Horrey, W. J., Lesch, M. F., & Garabet, A. (2008). Assessing the awareness of performance decrements in distracted drivers. Accident Analysis and Prevention, 40, 675– 682. doi:10.1016/j.aap.2007.09.004
  • Kidd, D. G., & Horrey, W. J. (2010). Do drivers’ perceptions of distracted driving become more accurate over time? Professional Safety, January, 40 – 45.
  • Marois R, Larson J, Chun M, Shima D (2006) Response-specific sources of dual-task interference in human pre-motor cortex. Psychological Res 70:436–447
  • Meyer, D. E. & Kieras, D. E. (1997a). A computational theory of executive cognitive processes and multiple-task performance: Part 1. Basic mechanisms. Psychological Review, 104, 3-65.
  • Levin, D. T., Momen, N., Drivdahl, S. B., & Simons, D. J. (2000). Change blindness blindness: The metacognitive error of overestimating changedetection ability. Visual Cognition, 7, 397– 412. doi:10.1080/ 135062800394865
  • Lopez, N., Previc, F. H., Fischer, J., Heitz, R. P., & Engle, R. W. (2012). Effects of sleep deprivation on cognitive performance by United States Air Force pilots. Journal of Applied Research in Memory & Cognition, 1, 27–33. http://dx.doi.org/10.1016/j.jarmac.2011.10.002
  • Rosen, C. (2008). The Myth of Multitasking. The New Atlantis. 1-6
  • Redick, T. S., Shipstead, Z., Meier, M. E., Montroy, J. J., Hicks, K. L., Unsworth, N., . . . Engle, R. W. (2016). Cognitive predictors of a common multitasking ability: Contributions from working memory, attention control, and fluid intelligence. Journal of Experimental Psychology: General, 145(11), 1473-1492. http://dx.doi.org/10.1037/xge0000219
  • Sanbonmatsu, D, Strayer, D, et al. (2013). Who multi-tasks and why? Multi-tasking ability, perceived multi-tasking ability, impulsivity, and sensation seeking. Plos One; 8(1): e54402. doi: 10.1371/journal.pone.0054402.
  • Oswald, F. L., Hambrick, D. Z., & Jones, L. A. (2007). Keeping all the plates spinning: Understanding and predicting multitasking performance. In D. H. Jonassen (Ed.), Learning to solve complex scientific problems (pp. 77–97). Mahwah, NJ: Erlbaum.
  • Ophir, E., Nass, C., & Wagner, A. D. (2009). Cognitive control in media multitaskers. PNAS Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 106, 15583–15587. doi:10.1073/pnas .0903620106
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