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¿Por qué estudiar Neurociencia?: las mejores universidades del mundo la enseñan

Solemos decir —si queremos entender a los demás, debemos de comprendernos—. Reflexionar sobre qué somos y qué contribución daremos a la sociedad en el tiempo es, también, conocer sobre nuestro cerebro, pues es este órgano el que media nuestros pensamientos y acciones. Sin embargo, rara vez se nos enseña sobre él y su dinámica en el comportamiento social. Es gracias al aporte de muchas ciencias, en especial de la neurociencia, que sabemos más acerca del cerebro y de nosotros. Hoy, su crecimiento es vertiginoso y se debe tomar con cautela y discreción.

 

 

Esta situación puede verse como una tendencia pasajera; pero advertimos que no solo se trata de una moda: consiste en tomar con seriedad el conocimiento en auge del cerebro y el sistema nervioso para resolver diversos problemas de la humanidad, como la enfermedad de Parkinson (Suchowersky, 2015); y para ofrecer un fácil acceso a tecnología de punta, como prótesis artificiales manejadas autónomamente por personas con amputaciones o daño medular (Geethanjali, 2016).

En el caso de la educación, se trata de conocer las bases neurobiológicas del aprendizaje y la memoria para establecer estrategias efectivas y coherentes con los grupos etarios (Parra-Díaz, Vera-Bachmann y Vanzella-Castellar, 2019). A nivel comercial, la neurociencia es esencial si se quiere brindar una mejor experiencia laboral, debido a que permite comprender a los colaboradores desde una perspectiva de diversidad de género, de resolución de conflictos generacionales, de liderazgo y de manejo del estrés (Scarlett, 2016).

A nivel mundial, existe todo un cambio de paradigma en cuanto a la enseñanza en los mejores laboratorios y centros de investigación. Una de las más grandes inversiones económicas, después de la Década del Cerebro, tuvo como objetivo estudiar y divulgar datos que contribuyan a entender el cerebro. Esta contribución fue realizada por la Comisión Europea y ascendió a mil millones de euros.

«la neurociencia es esencial si se quiere brindar una mejor experiencia laboral, debido a que permite comprender a los colaboradores desde una perspectiva de diversidad de género, de resolución de conflictos generacionales, de liderazgo y de manejo del estrés».

El impacto también ha sido sustancial en diversas casas de estudios. Por ello, detallamos, más adelante, una clasificación global de las mejores universidades y divisiones académicas que disponen de programas de neurociencia, tanto en pregrado y posgrado:

  • Departamento de Biología Molecular y Celular/Harvard Medical School: Harvard University (1).
  • Escuela de Medicina de Stanford: Stanford University (2).
  • Departamento de Neurociencia, Fisiología y Farmacología: University College London (3).
  • Departamento de Neurociencia: Columbia University (6), Oxford University (7), University of Pennsylvania (8), Washington University (9), Johns Hopkins University (10), University of Texas y Yale University.
  • Departamento del Cerebro y Ciencias Cognitivas: MIT (Massachusetts Institute of Technology) (5).
  • Departamento de Psicología y Neurociencia: Duke University, Baylor University y University of Colorado Boulder.

Véase en los números un ranking de la excelencia académica en investigación en neurociencia (Top 10 Global Universities for Neuroscience. U. S. News).

En el entorno latinoamericano, la Universidad Autónoma de México ofreció el primer programa de Licenciatura en Neurociencia desde el 2017. Y, en posgrado, existen diversas universidades, como la UPCH (Perú), la Universidad de Chile (Chile), la Universidad Favaloro (Argentina), la UMAI (Argentina) y la UNAL (Colombia).

Por último, es importante mencionar que la neurociencia, en muchos casos, no es la solución directa a incógnitas que llevan años de investigación. Ella se alimenta de muchas ciencias y aporta a otras: es una ciencia colaborativa. Lo que busca es dar sustento a teorías o hipótesis que antes estaban en papel y, ahora, pueden afirmarse por el sustento neurobiológico que provee. Tomar en cuenta diferentes niveles de análisis y otros puntos de vista es lo esencial.

Referencias

Geethanjali, P. (2016). Myoelectric control of prosthetic hands: state-of-the-art review. Medical Devices: Evidence and Research, 9, 247-255. doi:10.2147 / MDER.S91102

Parra-Díaz, J., Vera-Bachmann, D., & Vanzella-Castellar, S. M. (2019). Neuroeducation: real contribution to learning or myth?. Salud Pública De México, 61(1), 3-4. Recuperado de https://doi.org/10.21149/9277

Ross, K. M., & Kowarski, I. (24 de enero de 2019). Top 10 Global Universities for Neuroscience. U. S. News. Recuperado de https://www.usnews.com/education/best-global-universities/slideshows/see-the-top-10-global-universities-for-neuroscience-and-behavior

Scarlett, H. (2016). Neuroscience for Organizational Change. An Evidence-based Practical Guide to Managing Change. United Kingdom: Kogan Page.

Suchowersky, O. (2015). Decade in review—movement disorders: Tracking the pathogenesis of movement disorders. Nature Reviews Neurology, 11(11), 618-619. doi:10.1038/nrneurol.2015.201

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